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TRABAJO REALIZADO POR Ester Pedraz, Iria Vieira y Ana Prieto
El tema que tratamos en este reportaje es el machismo en las historias de las princesas
Disney. Desde Blancanieves, alrededor de 1937, hasta las heroínas modernas como
Moana, estas historias han estado presentes en la vida de generaciones, influyendo en
cómo entendemos el amor, los roles de género y la idea de lo que significa ser "una
princesa". Pero, ¿qué nos estaban diciendo realmente? ¿Qué mensajes, a veces sutiles,
otras veces evidentes, han dejado grabados en nuestra cultura y, en muchos casos, en
nuestra forma de vernos a nosotras mismas?
La intención de este análisis no es destruir la magia de estos cuentos ni negar el impacto
positivo que han tenido en muchos aspectos. Queremos, más bien, mirar más allá de las
luces y el encanto. Interrogarnos sobre lo que hay bajo la superficie. Examinar cómo las
primeras princesas, con su silencio, sumisión y dependencia hacia los príncipes, reflejaron
los valores de la época que las vio nacer. Y, al mismo tiempo, reconocer cómo, con el
tiempo, estas figuras han ido evolucionando, desafiando los estereotipos en los que alguna
vez quedaron atrapadas.
El trabajo no ha sido sencillo. Por un lado, está la dificultad de equilibrar la nostalgia que
todos sentimos por estas historias con una mirada crítica. Es fácil enamorarse de los
vestidos brillantes, las canciones inolvidables y la idea de un “final feliz”. Criticar esos
aspectos a menudo puede parecer un ataque a la infancia misma, lo que hace más difícil
abordar el tema sin caer en polarizaciones.
Por otro lado, está la cuestión de la evolución misma de Disney. Su trayectoria no ha sido
un camino recto ni perfecto. Si bien las princesas modernas han roto muchos estereotipos,
los pasos hacia la diversidad y la representación igualitaria aún son insuficientes. Hay
avances, pero también vacíos. Analizar este progreso y sus limitaciones implica
sumergirse en matices, evitar simplificaciones y reconocer que la transformación cultural
no ocurre de un día para otro.
Con este trabajo, buscamos no solo entender cómo el machismo ha marcado estas
historias, sino también invitar a reflexionar sobre el poder que tienen los relatos que
elegimos contar. Los cuentos de hadas no son solo entretenimiento: son espejos y mapas.
Moldean cómo vemos el mundo y cómo queremos vivir en él.
Esperamos que este reportaje sirva para iluminar tanto las sombras como las luces de
estas narrativas, y para demostrar que, como en los mejores cuentos, siempre hay espacio
para una transformación. Que las historias pueden cambiar, y con ellas, tal vez también
nosotros.