Componentes del grupo
Marcos Del Baño Baena, Mario Jiménez González, Paul Alejandro Chanchay Guañuna,
Paula Fernández Martínez y Naroa Fernández Cebrino
Durante siglos, la mujer ha estado situada en un lugar muy concreto de la sociedad.
Relegada a un segundo plano como esposa, amante, madre y ama de casa.
El movimiento conocido como Feminismo, una reivindicación de la libertad femenina cuyo
objetivo principal es situar a la mujer en el mismo plano social y político que el hombre. Su
nacimiento es en 1791, Olympia de Gouges publica la “Declaración de derechos de la mujer
y la ciudadana”. Pero el Feminismo se irá desarrollando de manera paulatina y ocupando un
lugar importante en grandes acontecimientos históricos posteriores.
Desde Estados Unidos y sus revolucionarias en Seneca Falls, a favor de sus derechos;
pasando por las fuertes sufragistas del Reino Unido con objeto de la implantación del
derecho al voto femenino; y llegando hasta las mujeres sudamericanas de la actualidad bajo
el grito “Ni una menos” como rechazo a la violencia machista.
Han sido muchos quienes han tomado parte en el Feminismo. Mujeres como Virginia Woolf,
Betty Friedan, Sojourner Truth, Frida Khalo, Margaret Fuller, Rosa Luxemburgo o Clara
Campoamor, todas ellas defensoras de la causa, cada una en su respectivo campo de
conocimiento.
Y no sólo hemos visto a las activistas recorrer calles y plazas, o implorar sus derechos bajo
gritos. Como movimiento político-social, el Feminismo se ha plasmado como propaganda,
pues, en cualquier forma en que se muestre, es siempre un llamamiento para establecer
principios y valores propios de su ideología.
Es por ello por lo que, aunque el movimiento ha recorrido y recorre un camino duro, ha sido
fácil recurrir a numerosas vías para su difusión. Símbolos característicos como el color
violeta o el puño en alto sobre el icono del sexo femenino, ambos nacidos en la primera
mitad del siglo XX, o incluso el día 8 de marzo, transportan a cualquier persona a una idea
común. También los carteles, una de las principales formas de propaganda política a lo
largo de la historia, han estado presentes en el movimiento feminista. Un ejemplo de ello es
el famoso cartel: “We can do it!”, diseñado por J. Howard Miller en Estados Unidos durante
la Segunda Guerra Mundial como símbolo de fuerza para las trabajadoras, pero que sería
adoptado décadas después como imagen emblemática del Feminismo, con sus numerosas
adaptaciones.
Durante la última década, el Feminismo ha vivido un auge increíble en todo el mundo.
Muchos expertos marcan este momento como álgido en la historia feminista. A raíz del
desarrollo de las redes sociales y la mayor conciencia de grupo, el siglo XXI ha visto como
el Feminismo ha crecido exponencialmente, a través de movimientos sociales como el Me
Too o los avances en materia jurídica con relación al aborto o a la violencia de género. Y es
que, si nos asomamos a cualquier rincón, desde plataformas como Instagram o Twitter, las
tiendas a las que acudimos con frecuencia, o los callejones de ciudades como Madrid,
encontramos múltiples reivindicaciones feministas. Pero ¿es real en cualquier caso la lucha
feminista, o hay quienes se aprovechan de ella?
ORIGEN: CAMISETA DIOR
La moda y la forma de vestir siempre ha sido parte de la forma de expresión del ser
humano. En las sociedades antiguas eran los altos cargos o los jefes los que podían llevar
ciertas prendas que les distinguieran. A comienzos del siglo XX, con el auge de los
movimientos sufragistas, la moda empezó a tener un papel reivindicativo. Es aquí cuando la
moda se convirtió en un arma feminista, con grandes ejemplos como el de Coco Channel
que introdujo los pantalones en el armario de las mujeres, y que muchas actrices y
celebridades de Hollywood como Katharine Hepburn o Marlene Dietrich siguieron. Y
podríamos seguir con numerosos ejemplos de actos de “rebeldía”, que podrían decir
algunos, a lo largo de todo el siglo XX.
Ya en la actualidad, en la pasarela de 2017, la diseñadora de la firma DIOR, Maria Grazia
Chiuri, abrió una nueva etapa en la moda feminista con el diseño de una camiseta marcada
con el mensaje “We all should be feminist”. Esta prenda se hizo viral por su aparición en una
marca de lujo y su difusión en las redes sociales por celebridades e influencers. Ahora
hemos podido volver a verla en la nueva película del director Pedro Almodóvar “Madres
Paralelas”, haciendo a esta camiseta de nuevo viral y convirtiéndola de nuevo en
“tendencia”. Por otra parte, el diseñador Prabal Gurung, presentó en su colección
otoño-invierno en París 2017/2018 otro básico estampado con el eslogan “future is female”.
A partir de estos acontecimientos, han sido muchas las firmas que “se han subido al carro
de las prendas reivindicativas”.
Si nos fijamos, muchos artículos emplean la palabra “tendencia” para denominar la viralidad
de estas camisetas y hacerlas parte del movimiento feminista.
La palabra tendencia significa: “Idea o corriente que se orienta en determinada dirección”.
Podríamos decir que el feminismo lo es, ya que son una serie de ideas que se orientan en la
dirección de la igualdad. Sin embargo, actualmente, cuando escuchamos o leemos la
palabra tendencia lo vamos a asociar con algo temporal. Un ejemplo de ello en la moda son
las “Tendencias de la temporada”, que van a estar vigentes durante ese periodo de tiempo y
después se van a “desechar”. ¿Podríamos decir que con las camisetas de DIOR está
ocurriendo algo similar? De la misma manera podríamos hablar también de la palabra carro,
cuando hemos leído que “muchas firmas se han subido al carro de las prendas
reivindicativas”. Parece que el feminismo se ha añadido al carrito de la compra, ¿significa
esto que vamos a consumirlo hasta agotarlo para después comprar otra cosa?
Sabemos que la moda ha jugado, y juega un papel muy importante en el feminismo. En
cambio, existen opiniones al respecto que ponen en duda si la verdadera finalidad de este
tipo de prendas o “tendencias” es en consonancia con el movimiento o simplemente se
aprovechan de ello para su comercialización, ya que vivimos en una cultura en la que el fast
fashion está muy arraigado.
FEMVERTISING O COMODDITY FEMINISM
Si observamos las enormes concentraciones que se producen el día 8 de Marzo y
pensamos como un empresario, vemos una muy buena oportunidad para unirnos a ese
movimiento que mueve masas. Las empresas han visto en el feminismo, además de un
necesario movimiento reivindicativo, un instrumento capaz de funcionar como imán y
pegamento del público femenino. Han logrado capitalizar el movimiento, apelando a las
emociones.
Incluso han surgido conceptos como “femvertising” o “commodity feminism”, que enlazan los
valores e ideas feministas con el marketing y la publicidad. Sin embargo, esto suscita
mucha crítica y controversia, porque desvincula al feminismo de sus valores originales.
Muchas firmas gastan inmensas cantidades de capital en marketing para llevar a cabo el
“femvertising”. Pero es aquí donde vemos que esta especie de “ficción” que crean las
marcas en sus campañas no siempre van acorde con la realidad de las mujeres. Ejemplo
H&M: Como vemos en la campaña “She’s a lady” de H&M en 2016 que eliminando todos los
estereotipos establecidos y redefiniéndolos para quitarnos la idea de la dama perfecta,
encontramos por ejemplo una mujer musculada y fibrosa en un vestido delicado y fino que
la sociedad no asocia con ese tipo de cuerpos. No podemos reducir el movimiento a una
camiseta o un hashtag sin compromiso.
CONCLUSIÓN
En definitiva, hemos observado cómo el lugar de la mujer en la sociedad, especialmente,
resulta un punto llamativo al que recurrir para conseguir un fin determinado, sea más o
menos lícito moralmente. Y esto ha sido así desde hace décadas, pero en la actualidad,
como hemos visto en todo nuestro estudio la globalización ha aumentado este interés
común por utilizar el discurso feminista.
En definitiva, hemos visto cómo las corrientes ideológicas sociales suelen llevar consigo una
oleada de movimientos que afectan a todos los ámbitos. El lugar de la mujer en la sociedad,
especialmente, resulta un punto llamativo al que recurrir para conseguir un fin determinado,
sea más o menos lícito moralmente. Y esto ha sido así desde hace décadas, pero en la
actualidad, como hemos visto en todo nuestro estudio, la globalización ha aumentado este
interés común por utilizar el discurso feminista.
Debemos ser conscientes de cómo utilizamos el discurso feminista. Si a través de esta
introspección somos capaces de reconocer conductas que deriven a intereses propios
debemos cambiar esto, ya que el objetivo es la reivindicación del movimiento. Debemos
pensar dos veces lo que compramos, ya que todo afecta. Visto lo visto, ¿Eres feminista, o
sólo sigues modas?__